Concepto
El
articulador se define como “un aparato mecánico
que representa las articulaciones temporomandibulares y componentes
de los maxilares al que pueden incorporarse modelos del maxilar
y de la mandíbula para simular su movimiento.
Los articuladores recrean, aunque no duplican, todos los movimientos
mandibulares bordeantes, de modo que su función primaria
es actuar como si fuera un paciente en ausencia del mismo,
reproduciendo la dinámica mandibular a nivel condíleo
y su relación con las arcadas dentarias y el macizo
cráneo-facial.
A pesar de que se ha dicho con frecuencia que “la boca
del paciente es el mejor articulador”, estos dispositivos
mecánicos ofrecen muchas ventajas sobre la boca para
el desarrollo de la oclusión, entre otras:
— Los modelos bien montados permiten ser observados
desde las caras linguales y con ello detectar posibles interferencias
oclusales que en boca serían difíciles de identificar.
— La cooperación del paciente deja de ser un
factor crítico una vez obtenidos los registros requeridos
para programar el articulador.
— Se evita la molestia que supone la saliva, lengua
y carrillos del paciente, lo que simplifica los procedimientos
de diagnóstico (incluyendo los encerados), planificación
y ajuste oclusal.
— En prótesis fija permiten una correcta reconstrucción
de las superficies oclusales; en prótesis parcial removible
son útiles para un correcto montaje de dientes artificiales
y en prótesis completa su uso es imprescindible para
conseguir una oclusión balanceada bilateral.
Los requisitos mínimos que se exigen a un articulador
son los siguientes:
— Debe conservar con precisión la relación
horizontal y vertical de los modelos del paciente, lo que
conlleva la necesidad de que el articulador cuente con un
dispositivo de fijación de relación céntrica.
— Los modelos del paciente podrán además
retirarse con facilidad y colocarse sobre el articulador sin
perder dicha relación correcta horizontal y vertical.
— El articulador tendrá un vástago para
la guía incisal con un torque positivo que pueda ajustarse
y calibrarse. Esto permite al dentista y al técnico
del laboratorio controlar la dimensión vertical del
paciente.
— Permitirá hacer coincidir su eje de apertura-cierre
con el eje de bisagra terminal y reproducir los movimientos
bordeantes mandibulares.
— Debe aceptar la transferencia de un arco facial utilizando
un punto de referencia anterior. Esto hará posible
introducir cambios menores en la dimensión vertical
del paciente sin apenas modificar la posición de céntrica.
Además, la transferencia del punto de referencia anterior
facilita la disposición del grupo incisivo con la inclinación
vestíbulo-lingual deseada.
Capacidad
de ajuste
Los
articuladores se clasifican también en función
de su grado de ajustabilidad, es decir, de la posibilidad
de regularlos según los parámetros individuales
del paciente. Se dividen así en no ajustables y ajustables,
subdividiéndose estos últimos a su vez en semiajustables
y totalmente ajustables.Este tipo de articuladores permite
individualizar algunos parámetros guía. Utilizando
un arco facial anatómico definido, es posible correlacionar
la orientación espacial del modelo superior respecto
a un plano craneal de referencia, por ejemplo, el plano del
eje orbitario. Para programar la inclinación condilar
horizontal y el ángulo de Bennett se emplean registros
en cera de protrusión y lateralidad mandibulares.
Esta sistemática tiene un límite, ya que toma
como referencia un punto de partida que viene facilitado por
el registro de la posición más retruida no forzada,
habitualmente denominada “cera en céntrica”,
y puntos de llegada, representados por la posición
borde a borde de los dientes guía antagonistas, ya
sea en protrusión o lateralidad. De este modo los controles
del articulador se ajustan según trayectos rectilíneos,
mientras que en el paciente el desplazamiento realizado por
el cóndilo en la cavidad glenoidea es curvo, teniendo
en cuenta la estructura anatómica de esta última.
Obviamente, siempre es posible programar en valores promedio
.
Indicaciones
de un articulador semiajustable
— Diagnóstico y análisis oclusal.
— Tallado selectivo
— Encerados de estudio.
— Confección de prótesis completa.
— Confección de prótesis parcial removible.
— Confección de prótesis fija.
— Confección de prótesis mixta.
— Confección de prótesis sobre implantes.
— Remontaje y ajuste oclusal
Articuladores
no ajustables
Son posicionadores de guías fijas que pueden efectuar
movimientos siguiendo inclinaciones predeterminadas y no modificables,
que se corresponden con valores promedio y estadísticamente
representativos de la mayor parte de la población;
como son la guía condílea de 40º y el ángulo
de Bennett de 15º para la realización de prótesis
completa y 25º/10º para prótesis fija. En
cambio sí permiten regular la altura del puntero incisal.
Estos articuladores admiten la transferencia de un arco facial
y su uso se limita a la reconstrucción de prótesis
fijas no muy extensas, que deberán ser equilibradas
de forma adecuada, tras su colocación en boca. También
pueden utilizarse en prótesis parcial removible dentosoportada
o dentomucosoportada, en aquellos casos en que esté
indicada la máxima intercuspidación, que ésta
sea estable y no exista patología funcional.
Dentro de este grupo de articuladores podrían incluirse
los oclusores o charnelas, que simplemente posicionan los
modelos en máxima intercuspidación sin tener
en cuenta el factor condilar y sólo permiten movimientos
de apertura-cierre que ni siquiera reproducen con exactitud
los trayectos que siguen los dientes del paciente, puesto
que la distancia de las cúspides a los cóndilos
no se transfiere. Únicamente pueden reproducir la posición
de máxima intercuspidación sin registro de cera
intermedio. El resto de las posiciones y movimientos no se
corresponden con los reales del paciente.
Articuladores
Totalmente Ajustables
Estos articuladores ofrecen la posibilidad de modificar varios
parámetros, como: la inclinación condilar horizontal,
la guía incisiva, la distancia intercondílea
y el ángulo de Bennett. Además se puede ajustar
el articulador intercambiando las cavidades condíleas
o utilizando las inserciones curvas oportunas, para reproducir
de forma mucho más exacta el trayecto funcional. Para
la programación de este tipo de articuladores se utilizan
arcos faciales cinemáticos, axiógrafo y pantógrafo,
por medio de los cuales obtendremos la posición del
eje de bisagra, y el registro sobre papel milimetrado de los
desplazamientos funcionales de los cóndilos (Pesina
1995).
Los
articuladores Denar y Stuart figuran entre los totalmente
ajustables.
En la práctica general no se precisa el uso de estos
articuladores. Requieren mucho tiempo para su empleo y ajuste,
y un alto nivel de habilidad y comprensión tanto por
parte del clínico como del técnico. Su principal
indicación es la investigación sobre oclusión
y aspectos protésicos .
Sistemática
general en el manejo del articulador
1. Verificación de la posición de partida del
articulador (situación de la rama horizontal, el pin
incisal a cero, graduación condilar estándar…).
2. Registro del arco facial y montaje del modelo maxilar en
el articulador.
3. Montaje del modelo inferior en relación con el modelo
maxilar, mediante el registro de las ceras en céntrica
o máxima intercuspidación.
4. Programación del articulador a partir de registros
protrusivos y laterales del paciente, con individualización
de la trayectoria condilar y el ángulo de Bennett.
Elección
del tipo de articulador
La elección del modelo de articulador en cada caso
depende de una serie de factores, como la habilidad del clínico,
el conocimiento de las limitaciones del sistema del articulador,
la magnitud de las intervenciones de restauración planificadas
y la identificación de los principales determinantes
de la oclusión del paciente (relación céntrica,
máxima intercuspidación, guía anterior,
dimensión vertical, plano oclusal.
Por lo general los articuladores más empleados son
los semiajustables con arco facial anatómico.
A continuación, expondremos una sistemática
del empleo del articulador semiajustable referida fundamentalmente
a la prótesis completa, situación terapéutica
esta en la que el instrumento ofrece sus mayores posibilidades.
Describiremos la sistemática en el texto con la articulación
de los modelos mediante planchas y rodillos, en las imágenes
sin embargo emplearemos modelos dentados para completar la
explicación.
Registro y transferencia de la relación
cráneo-maxilar
La transferencia de la relación cráneo-maxilar
consiste en tomar una serie de puntos y planos de la cara
del paciente mediante el arco facial, de modo que pueda transferirse
craneométricamente al articulador el modelo superior
con relación a esos puntos y planos. De este modo se
logrará reproducir fielmente la posición del
plano oclusal de los modelos del paciente en el articulador,
relacionando estos modelos con los puntos y planos de referencia
comunes que existen en la cara del paciente y el articulador.